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CAPEAS

    En su origen provienen de la Edad Media y fiestas populares unidas a festividades religiosas, nacimientos de príncipes, victorias militares, bodas, juras de reyes, etc.
Actualmente, a parte de ser fiestas populares también son utilizadas en escuelas de tauromaquia como una primera toma de contacto, antes de ponerse delante del toro.
Normalmente se llevan a cabo en recintos abiertos o al aire libre, como puede ser la plaza de un pueblo o una finca, que se cierra con barreras temporales.

    Se usan generalmente vaquillas, vacas jóvenes a las que la cornamenta aun no les ha salido del todo y sus cuernos aun son pequeños, al igual que ellas, que aun no han llegado a su tamaño de adulto, es decir, aun son pequeñas y apenas tienen cuernos.

    Partamos de la base de que las capes no son más que un producto de la visión antropocentrista del ser humano, esquema mental que sitúa a éste como centro del universo y pone sus necesidades ante las de lxs demás seres vivos, convirtiendo a estxs ultimxs como simples objetos o medios para conseguir unos fines, en el caso de las capeas, la diversión. Una diversión especista, que deja de lado los derechos de lxs animales no humanos.
Veganismo es sinonimo de antiespecismo, y como antiespecistas, reconocemos el derecho de todo ser vivo a querer vivir, ser libre, y evitar el sufrimiento.

    Aunque no se llegue a matar a la vaquilla, al igual que pasa con los circos, los animales no humanos son sometidos a una situación de esclavitud y explotación, no sólo algo es maltrato cuando el animal muere.
El horror psicológico y la tortura mental al que las vaquillas son expuestas, también es maltrato. El terror que se siente cuando no sabes lo que esta pasando, ni entiendes que está pasando y porqué. El miedo al sentirte rodeada por gente que grita, que te golpea, que te tira del rabo, que te retuerce el cuello tirándote de los cuernos. Borrachxs que te acorralan, que te zanradean y se ríen a gritos. Querer escapar, pero mires a donde mires hay gente gritándote y queriéndote coger.
La angustia, el estrés, la sensación de frustración, son enormes. No puedes hacer nada sólo huir de un lado para otro, aunque no sirva de nada.

    Lo que para unos animales es divertido no lo es para otros. Tenemos la capacidad suficiente para divertirnos de muchas maneras, sin tender que hacer daño a nadie.
Las vaquillas no disfrutan, sufren y divertirse a costa del sufrimiento ajeno sólo tiene un nombre y es sadismo.

    La educación en el respeto a todos los animales sean de la especie que sean se basa en el reconocimiento de la realidad que éstos viven, en la necesidad de cambiar nuestros principios éticos y pensamientos egoístas.

¡NO A LA SUPREMACÍA HUMANA!


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